Seguidores


lunes, 25 de abril de 2011

Me cuesta respirar tu ausencia.

Siempre, vaya a donde vaya, haga lo que haga, escuche lo que escuche, pienso en ti. Generalmente se me pone una sonrisa idiota en los labios, que es rápidamente sustituida por una mueca de dolor. ¿Dolor? Sí, no hay otra definición para lo que siento. Como si cada bocanada de aire me costara un mundo, porque tú no estás para ayudarme a cogerla, porque tú no estás para ayudarme a respirar. Te echo de menos. A veces, camino por mi casa y siento que mi ropa huele a ti. Mis recuerdos vienen perfumados por tu olor, vienen acompañados siempre de tu sonrisa y de tus ojos. Cada vez que me acuerdo de tu risa me dan ganas de llorar, que absurdo, ¿No? Unos ríen, otros lloran. Y es siempre así. Mientras tú ríes y disfrutas de la vida como si yo no existiera, yo no hago más que pensar en ti, en todo lo que tiene que ver contigo, en los momentos pasados junto a ti. En nosotros. ¿Nosotros? ¿Qué nosotros? Yo únicamente veo un tú y un yo. Nuestro camino se ha bifurcado y cada uno debe seguir su vida, ¿No es así siempre? Y que me jodan si te quiero, ¿No? El amor es cosa de dos, si sólo una persona quiere a otra, sin recibir nada de ella, eso es amor no correspondido, y ese amor es amor sin derecho a exigir ningún trato de la otra persona. He intentado por todos los medios que nuestros caminos se volvieran a juntar, al menos en un camino de amisad, pero no he conseguido nada, ni siquiera ser amigos. Nada. ¿Cuantas veces me has dicho que me quieres? Incontables. Y de pronto, se acabó. No solamente no me quieres, sino que además no quieres saber nada más de mi, como auténticos extraños. Como si sólamente me conocieras de oír hablar de mi por ahí. Pero ambos sabemos que no es así. Nos conocemos, sí, y mucho además. Ha habido demasiados momentos, demasiados te quiero, demasiadas peleas y discusiones, demasiadas lágrimas derramadas. Y me he enterado de demasiadas cosas referentes a ti que preferiría no saber, demasiados secretos inconfesables. Y a pesar de todo, soy imbécil, y te sigo queriendo.

Pienso en ti día y noche y no sé cómo olvidarte.

Muchas veces he mandado a la mierda todo, muchas veces he dicho que no quería saber nada más de ti, un millón de veces he dicho que no volvería a pensar en ti. ¿El resultado? Nada. Sólo pienso en ti, día sí y día también. Desaparece de mi mente, por favor, no haces más que daño a tu paso. Lárgate.

domingo, 24 de abril de 2011

Dime una vez más que te gusto hasta enfadada.

Voy descubriendo poco a poco, que en esta vida no hace falta el dinero para conseguir la felicidad. Son los pequeños detalles los que te sacan una sonrisa cada día. Un pequeño gesto de alguien, una rosa, una carta, un mensaje...algo hecho con amor, que por pequeño que sea puede alegrarte el día más oscuro. Una simple palabra, dos, en realidad: Te quiero. Eso sí que te hace feliz realmente, aunque lo sepas, que te lo recuerde cada instante, que piense en ti, que quiera que lo sepas, que no le importe, que sea un pesado. Porque cuando no te lo recuerda, lo echas de menos, porque cuando te das cuenta de que no lo escucharás de nuevo de sus labios, sientes un enorme vacío, te falta una parte importante de tu día, te falta ese pequeño detalle, te falta aquello que antaño te hacía sonreir. Te falta él.

sábado, 23 de abril de 2011

¿Se puede multar un corazón por exceso de velocidad?

Extraña sensación. La recuerdo perfectamente. Con mi cabeza apoyada en tu hombro y tu cara a escasos centímetros de la mía. Sintiendo tu aliento. Respirando el mismo aire. De pronto, el tiempo se detuvo unos segundos, tus ojos castaños clavados en los míos, tus labios tentadores suplicando que te besara. Sólo unos pocos segundos, que a su vez parecían eternos, hasta que mi corazón comenzó a latir desbocado, al sentir el contacto de tus labios. Sin saber, sabiendo. Sin querer, queriendo. Perdiendome en tu dulce sabor, explorando rincones desconocidos. Abrazados, abrigados por la noche, por la luna, por el frío de enero. Tú. Yo. Dos almas que se fundían en la oscuridad, sintiendonos, saboreandonos, siendo los dos, uno solo. Amantes fugaces, prisioneros del deseo y del amor. Qué extraña sensación. Esa de quedarte sin aliento en un latido, y respirando entrecortadamente en el siguiente. Sin saber a dónde ir, guiada sólo por tu luz. Queriendo ser tuya, siempre tuya, sólo tuya. Y que tu fueras mío. Eternamente. Dejando que eligieras mi camino, y el tuyo, ambos por el mismo lugar, sin nadie que nos molestara, en nuestro rincón secreto. Donde aún se escuchan nuestras risas, nuestras peleas, nuestras reconciliaciones, nuestros besos. Donde aún quedan restos de ese amor que vivimos, de esos instantes, en los que quería que se detuviera el tiempo, cuando me susurrabas: Te quiero. Sin miedos. Sin preocupaciones. Sin problemas. Solos tú y yo.

Una sonrisa fingida y un: "Todo va bien".

Muchos dicen que soy hipersensible, sólo porque muestro mis sentimientos ante el mundo, porque lloro con las películas, porque me emociono con los pequeños detalles, porque sufro mucho por amor...yo también pienso a veces que soy un poco, demasiado, sensible, pero en ocasiones me planteo una duda, ¿Y si es el resto del mundo el que no se atreve a decir lo que siente? Porque, aunque parezca que no, la mayoría de la gente trata de ocultar sus emociones al resto del mundo, trata de poner una máscara ante el dolor y el sufrimiento, y de parecer potentes y fuertes. Pero creo que eso no es del todo correcto, ¿Que un día estoy triste y me apetece llorar? ¿Por qué voy a plantar una sonrisa y fingir que estoy bien? No le encuentro sentido, ¿Por qué tienen que pensar mal de mi por tener un mal día? No es justo. Todos tenemos un mal día, ¿No? Pues eso, que no hay que aparentar estar estupendamente cuando lo único que te apetece es encerrarte en tu cuarto a escuchar Secondhand Serenade y comer helado de chocolate. Simplemente, creo que debes mostrar al mundo cómo te sientes cada día.

Cuánta mentira, por dios.

¿La gente cambia con el tiempo o el tiempo muestra realmente cómo es cada uno? Es una frase muy típica, y seguro que todos la habréis escuchado más de una vez, o en su defecto, leído. Pero para mi, es una frase que conlleva mucha reflexión. ¿Quién no ha pensado alguna vez que alguien ha cambiado mucho en poco tiempo? Yo creo que la mayoría de la gente ha tenido alguna experiencia que le ha llevado a pensar esto. Y, os voy a ser sincera, yo creo que la gente no cambia con el tiempo, que alguien no puede cambiar en un año, de ser la persona más maravillosa del mundo a ser un auténtico cabrón/a. Simplemente, alguien no puede aparentar ser algo que no es, para impresionarte, para gustarte, para caerte bien...y al final siempre acaba sacando su verdadera personalidad a la luz, simplemente, porque ya no le interesa que le veas como algo que no es. Siempre jode darte cuenta de que alguien no es como tu creías, pero por esa misma razón hay que saber cómo es alguien realmente antes de depositar tu confianza en él. Recuerda, el tiempo muestra realmente cómo es cada uno.

martes, 12 de abril de 2011

Tres seis cinco.




Un año. Un año entero ha pasado. Con sus 365 días. Unos días buenos, otros no tantos. Un año extraño desde que nos conocimos. ¿Te acuerdas? Cuando me dijiste que te gustaba, y yo no sabía muy bien qué decir. No quería hacerte daño, pero no estaba segura de aquello. Ahora sí. Por primera vez desde aquel día sé que te quiero, y de verdad. Qué extraño todo. Hace un año exacto me fui a Estambul, y tú me echabas de menos. Este año me voy a Barcelona, y soy yo la que te echa de menos. Cómo cambian las cosas, ¿Verdad? 365 días, y tantas cosas que contar. Vaya año...sólo puedo decir una cosa después de todo. Ojalá pudiera echar el tiempo atrás y decirte: "Si, te quiero".

lunes, 11 de abril de 2011

Hace tiempo que me cuesta sonreír, gracias a ti.

Dime, ¿Por qué hace tiempo que no hago más que pensar en ti? Dime, ¿Te sentías tú así? Lo siento. Te lo he dicho un millón y medio de veces, lo sé, pero aún así quiero que sepas que lo siento muchísimo. A diferencia de ti, lo siento de verdad. Fue un error idiota, pero todos los cometemos, ¿No? Tenía miedo, dudas, no quería enamorarme. Entre otras cosas, porque ya lo estaba, de otro, sí, y dolía tanto...Por eso lo sentía, porque pensé que tú lo estabas pasando tan mal como yo. Tú, enamorado de mi. Yo, de otro. ¿Ahora? Yo, enamorada de ti. Tú, de otra. ¿Por qué es el amor tan injusto? No estaremos bien nunca. Gracias. Ya te lo dije una vez, y no me arrepiento, te las merecías. Ahora no. Pero entonces te merecías aquellas gracias, por todo lo que hiciste por mi, por aguantarme, apoyarme y tal vez, quererme un poco. De esas cosas me acuerdo cuando pienso en ti. También me acuerdo de los malos momentos, porque han sido muchos, de todo el dolor, de las dudas, de las lágrimas y de la angustia. Cuando no querías saber nada de mi, como ahora. ¿Hace cuánto que no hablamos? Semanas, tal vez meses. Y lo hecho tantísimo de menos. Te echo tantísimo de menos. ¿Recuerdas? A pesar de que estabas enamorado de mi, eramos amigos, hablabamos cada día. Y ahora que soy yo la que está enamorada, no hablamos, principalmente porque tú haces todo lo posible para evitar cualquier contacto. Y cuando no te queda más remedio que cruzarte conmigo, evitas el contacto visual y que nos acerquemos a más de dos metros. ¿Por qué? Hazme un favor, dime qué se supone que he hecho yo para que me hagas esto, para que me trates así. ¿Qué? Y si no tienes respuesta, y si no soy la única a la que tratas así. Planteatelo. Porque puede que pierdas lo que tienes si no aprendes a cuidarlo.

domingo, 10 de abril de 2011

Todo un mundo anclado ha sido todo un mar para perderte.

Jodido imbécil. Te quiero.

¿Cuántas veces me han preguntado ya si lo he olvidado? Millones. ¿Cómo es posible? Lo menos han pasado tres meses ya, y no consigo quitarme a ese gilipollas de la cabeza, jodidamente perfecto. Le odio. No, ¿Para qué engañarme a mi misma? ¿Para qué tratar de convencerme de que lo he aparcado fuera de mi mente? Llevo bastante tiempo levantandome cada mañana y pensando: "Le he olvidado". Mentira, si le hubiera olvidado no estaría constantemente pensando en él, no me jodería tanto escuchar esa canción. Maldita canción. Maldita Nerea. Tu mirada me hace grande. Nuestra canción. Jodido veintiséis de marzo, ¿Por qué? ¿Por qué tuve que conocerte? ¿Por qué tuviste que enamorarte de mi? Besarme. ¿Por qué tuve que enamorarme de ti? Tarde. Siempre tarde. Siempre perdiendo el tren. Las perfectas oportunidades que brinda la vida. "Me gusta otro". Y meses hablándote de él, y meses que me preguntabas, día sí y día también, si lo había olvidado. No. Siempre la misma respuesta. Te echo de menos. Cuando llevabamos dos días sin hablar. ¿Algo interesante hoy? Maite zaitut. Te quiero. Porque siempre estabas ahí, llorando conmigo, riendo conmigo. "No eres boba, sólo eres sensible". Dedicandome cada segundo libre de tu día. ¿Dónde quedaron los buenos ratos? ¿Todo el amor? ¡Puf! Desapareció. ¿Algo que añadir? ¡Ah, si! Te quiero.

Let's be crazy.

Let's be crazy.